Amor increíble, humano destructor.

He retomado un poco el Blog que lo tenía demasiado abandonado todo este tiempo.
Lo siento mucho por la espera y tengo fe en que podáis volver a retomarlo conmigo poco a poco y así poder mostraros mis pensamientos y todo como anteriormente hacía.

¿Sabéis esa sensación de vacío que parece hacer que tus sentidos se vuelvan totalmente nulos y que tu esperanza a la hora de enfrentarte algo sea más básica y agotadora? Pues esa es la misma sensación que ha inundado mi mente todos estos meses.

 He llevado tiempo y tiempo esperando poder comprender el por qué la vida nos hace que luchemos en una batalla sin escudo ni espada, hasta encontrar la solución o el momento idóneo en el cuál podamos sentirnos esperanzadores, llenos de energía y por consecuente llenos de felicidad. ¿Porqué?  ¿Podrá alguien llegar a saberlo algún día? Creo que no...

 Somos humanos, o eso dicen. Ese es el nombre que nos han puesto desde hace siglos y siglos. Humanos.
 ¿Cuál es nuestro legado en la vida? ¿Cuál es la solución definitiva a nuestras penas y errores?

 Nos enamoramos, nos llenamos de ilusión desenfrenada. Es como una droga que empieza por un sinfín de sonrisas y sonrojos. De palabrería consoladora u adulaciones que nos llenan de felicidad.
 Les sigue el famoso cosquilleo, sonar de campanas y las famosas mariposas en el estomago. Se crían ahí dentro dispuestas a algún día abandonar el nido. Lo harán.

 Podría seguir diciendo cuales son esos pasos a los que los humanos llamamos "amor", pero sinceramente prefiero deciros cuales son los pasos por los cuales los anteriores caen en desgracia., temor y llantos.

 El amor como he dicho anteriormente es como una droga ilusa, que nos llena de esperanzas ridículas y sensaciones increíbles. Se da el caso que como todas las drogas, llegamos a querer más y más, cayendo en un abismo de sentimientos incontrolables que hacen que todo lo que hayamos podido soñar se vaya a la mierda.
 Mierda que después caerá sobre ti.

Así es el amor.
Empieza esperanzador, sigue amenazante de ilusión y adrenalina, progresa adecuadamente y luego acaba en arrepentimiento, pena y celos.

El amor es increíble.
Pero el humano es destructor.